Don de Loch Lomond

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domingo, 15 de diciembre de 2013

Mesa Redonda "Literatura y Prensa"


De izquierda  a Derecha Enrique Falcó, Luis Sáez, Ángel Ortiz,, Mª Isabel Pérez, Teresiano Rodríguez y M. Pecellín
Desde la aparición de la prensa escrita, su vinculación con la literatura ha sido tan constante como inevitable.

Al igual que con el cine o la música podemos afirmar con toda rotundidad que están obligadas a entenderse, casi a recorrer un camino parejo de la mano salvando como buenamente puedan las inclemencias del tiempo, o de los tiempos.

La prensa en sí misma es toda literatura. Cada día a través de las hojas de un periódico nos sumergimos en un mar helado de diferentes géneros literarios con historias reales que trascienden a seres humanos de carne y hueso.

También, como no, podemos encontrarnos con escritores que nos adelantan capítulos de sus inminentes publicaciones, o bien nos ofrecen artículos de opinión, algunos de los cuales tornan a delicias semánticas y pueden alcanzar la belleza de la rotundidad.

Así pues si tan evidente vinculación es inevitable, preguntémonos qué puede hacer la prensa por la literatura, por crear literatura. Cómo puede despertar a la musas que todo escritor lleva dentro.

En los suplementos o páginas literarias de nuestros diarios, y más del que nos ocupa por cercanía, el Diario HOY, existe una totalidad de espacio dedicado a la crítica y en menor medida algo de promoción, pero nada o casi nada que fomente la creatividad.

La crítica es importante, y más si viene de excelentes críticos y analistas como el propio Manuel Pecellín o por ejemplo Enrique García Fuentes, autores de estudios soberbios sobre la obra de otros escritores, pero no me parece tan primordial como el fomento de la creatividad, que debería ir destinada especialmente a los más jóvenes.

Unos jóvenes a los que muchos estudios se empeñan en tildar de perezosos a la hora de coger un libro, y que sin embargo devoran cientos de miles de ejemplares cuando una historia o un personaje les embauca de alguna manera en la que sin embargo muchos autores clásicos no han tenido igual suerte.




Pongamos como ejemplo los libros de Harry Potter, la saga Crepúsculo, Juego de Tronos o Los Juegos del Hambre.

Quizás habría que estudiar la posibilidad de modificar o actualizar las lecturas obligatorias en Centros Educativos, aunque este es otro debate. 

¿Cómo puede fomentar el HOY la creatividad, la creación literaria de los más jóvenes? 

Para empezar se me ocurre que ofreciendo un formato más atractivo y moderno, algo que quizás poco a poco se va consiguiendo especialmente en lo que a la edición digital respecta en detrimento del arcaico y aburrido papel.

Los periódicos no deberían estar destinados sólo a mayores de 40 años, los más jóvenes deberían de encontrar irremediablemente en él también su propio espacio.

Los blogs o bitácoras, el trato y la inmejorable cobertura que hoy.es ofrece, son quizás la aportación más positiva y adecuada a esa creación literaria. 

El blog de Carol Díaz, "Solita en Cáceres" es una prueba de ello. Muchos jóvenes se asoman a su blog para conocer las vicisitudes de su vida, y la mayoría pueden sentirse identificados con sus historias. No cabe duda que muchos de esos jóvenes atraídos por su blog acaban accediendo a otros contenidos que les pueda llamar la atención.




En los blogs del Diario HOY, algo que Ángel Ortiz ha sabido potenciar con acierto desde su llegada a la dirección, todos los lectores pueden sentirse reflejados, y si no es así se les invita a crear su propio blog, ofreciéndoles la posibilidad de otorgarle una inmejorable cobertura mediática.

La constante utilización de las Redes Sociales, los encuentros y entrevistas virtuales son también herramientas de indudable utilidad para cumplir esta doble función lúdica que ofrece entretenimiento e interactividad.

Pero no nos olvidemos del papel. Está claro que no puede competir con la edición digital ni las redes sociales en cuanto a información actualizada se refiere, por ello debería centrarse en potenciar la inclusión de nuevos articulistas y columnistas jóvenes o de espíritu joven, para que traten en sus crónicas temas donde estos pudieran ver reflejadas sus vida y circunstancias.

También es cierto que es algo que va a más, se me ocurren los ejemplos de mi amigo "El poeta" Ángel Manuel Gómez Espada, J. López Lago, Antonio Armero, Pablo Calvo o más recientemente Willy (Angel Luis) López, quien realiza un recomendable ejercicio de deleite para los aficionados al deporte, cine y literatura, combinando estas en sus escritos de manera magistral.

Pero aun así no lo considero suficiente.

Es necesario mostrar noticias que lleguen a los más jóvenes, que les emocionen, que les animen a comprar un periódico y adentrarse en sus páginas. Sin ir más lejos, la noticia de un perro herido rescatado por un adolescente que ha conseguido reunir el dinero necesario para su operación, ha estado en boca en todos los Institutos de España, muestra inequívoca del interés de los adolescentes por tan singulares noticias.

También sería positivo ofrecer la posibilidad de publicar a base de concursos de relatos, microrrelatos, cuentos, palabras encadenadas o suplementos, donde los jóvenes puedan encontrar ese punto de encuentro que demandan, y del que hoy por hoy lamentablemente no gozan.

En definitiva, menos política y economía, y más deporte, música y literatura. Y sobre todo, menos crítica literaria, y más posibilidades de publicar para los jóvenes.

¡Qué los jóvenes no se sientan excluidos! ¡Qué no haya que tener 40 o 50 años para publicar un artículo o lo que es peor, para comprenderlo!


Si mi querido amigo Tintín fuera un joven periodista de nuestro tiempo, estoy convencido de que su sentido de la responsabilidad le obligaría a acabar fundando su propio periódico para los jóvenes, y no sé vosotros, pero ¡Por el Cetro de Ottokar! yo me suscribiría aunque tuviera que recoger mi ejemplar en Sildavia, en la Isla Negra o en la mismísima luna. ¡Mil millones de mil millones de naufragios!

Intervención de Enrique Falcó en la Mesa Redonda "Literatura y Prensa" el 13/12/2013 en la Biblioteca de Extremadura (Badajoz).

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