Don de Loch Lomond

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miércoles, 9 de abril de 2014

Mecano: La fuerza del destino


El trío madrileño "Mecano" en una de sus primeras imágenes en los 80


Hoy no me puedo levantar. Y es que cuando estoy de vacaciones, perdido en mi habitación, me da mucha pereza asomarme al mundo mundial. ¡Ay que pesado! ¡Qué bombardeo las últimas 48 horas con la noticia, rumor, falsa notica, bulo o desinformación (cada cual la describe como quiere) sobre el hipotético regreso del grupo musical Mecano

¿Aire o humo? Ustedes podrán pensar lo que quieran pero todo esto resulta cuanto menos muy extraño. Primero estalla la bomba informativa (que diría el insigne SuperGarcía) en boca de José Antonio Abellán. Que el famoso periodista comenzara su carrera como locutor de las radio-fórmulas no justifica de manera alguna que se produzca dicha noticia en un programa deportivo, no es serio este cementerio señores, a no ser que Ana Torroja se dedique al esquí de competición en su tiempo libre, que me parece que no, que se prodiga más al escaqueo de sus compromisos fiscales con hacienda, y eso sí que es hacer deporte. Sobre todo cuando declaras que vives en Hawaii Bombay  mientras en realidad resides en Madrid.  

Tras el uno el dos y el tres son las redes sociales quienes ofician el resto, y como postre nos sirven las declaraciones de la antigua agencia de “management” del grupo “desmintiendo” el asunto, con un “de momento no está prevista la reunión del trío”.  ¡Que no hay marcha en Nueva York vamos! ¡O que no hay tu tía… al menos de momento!

A estas alturas de la película uno se cura de espanto en el cine, y se cree bien poco o casi nada que se produzca el fallo positivo en determinadas cosas, pero no me negarán que o bien por el dicho popular “cuando el río suena agua lleva” o por aquello de la delicada situación del mundo discográfico, este maquillaje  no consigue más que alargar la sombra de la sospecha.
Nacho Cano, Ana Torroja y José María Cano en una de sus últimas imágenes juntos.

No sería algo tan extraño. No encontramos en una época delicada, en la que el mundo discográfico, al no facturar los millones de antaño, se apunta a la máxima del busco algo barato y apuesta por lo seguro en detrimento de las nuevas ideas. Hace unos días el Dúo Dinámico ha vuelto a presentar un ¿nuevo? disco. Hace bien poco Raphael o Miguelito Bosé. Las mismas canciones de siempre, interpretadas junto a artistas de siempre, o pasadas por el colador de DJs o productores de moda (en plan Pitbull o  Carlos Jean). 

Ya hizo un amago el trío madrileño Mecano en el año 1998, anunciando su vuelta a los escenarios a bombo y platillo, que apenas supuso lo de siempre, un recopilatorio junto a un puñado pequeño de canciones nuevas que no eran más que descartes de anteriores discos.

Que tendrá el dinero que nos vuelve loco, y que lo artistas ganan y gastan a espuelas, pues fue esa la única causa inamovible de la reaparición del trío. José María Cano se arruinaba cual hijo de la luna componiendo una interminable Ópera que ni siquiera pudo estrenar, y su hermano Nacho Cano y la cantante Ana Torroja no conseguían el éxito esperado con sus proyectos en solitario. 

El primer disco de Nacho Cano, experimental, era poco menos que insufrible, y el de la vocalista sin chicha ni limoná. Está más que demostrado que la relación de los hermanos Cano no es sino naturaleza muerta que ni el idolatrado Dalai Lama del que tan devoto es el menor de los hermanos puede pagarle un billete de ida en un barco a venus para devolverle la luz. Cruz de navajas entre ellos y no precisamente por una mujer, que en este caso ha demostrado que ni pincha ni corta, le hizo anunciar a José María en un acto público su definitivo abandono de la pantomima que había supuesto la vuelta de los famosos e idolatrados Mecano.

El disco del despropósito. Hasta la fecha el último trabajo de Mecano... Por ahora.

Segundas partes nunca fueron buenas, pero si estas se producen únicamente con fin recaudatorio tornan a peor. Aún recuerdo la cara de pocos amigos que ostentaban los miembros del grupo en un especial que dieron en la tele el mismo día que se ponía el disco a la venta. A la hora de interpretar un tema sólo intervinieron Nacho Cano acompañando al piano a Ana Torroja, mientras José María quedaba al margen con la misma cara que tuvo que poner la perra Layka cuando contempló aquella bola de color girando alrededor. 

Para colmo de males, salvo la autoría de un par de temas, José María Cano no participó siquiera grabando guitarras, bajos o teclados en las nuevas canciones, y así puede comprobarse en los créditos del famoso disco recopilatorio. En 1998, cuando se produjo este hecho, la revolución que supondría Internet años más tarde, así como el lastre de la piratería, aún no habían hecho mella en el mercado discográfico, por lo que el grupo y su discográfica consiguieron su objetivo con creces. El único que salió mal parado fue una vez más el fiel y generoso público que no supo cómo ocultar su decepción.
Una rosa es una rosapero la pela es la pela que diría el catalán “Eungenio” Salvador Dalí. Un año más asistiremos al regreso del paripé más paupérrimo, la avaricia más bochornosa y la vergüenza ajena cuando otro grupo que marcó un mito en los 80 y que legó para la historia de la música un excelente repertorio de canciones inolvidables, se arrastre ante sus numerosos fans cual héroes de la Antártida, haciéndoles creer que todo lo que han hecho ha sido por ellos, porque se deben a su público, porque todo ha sido causa de la feliz providencia, de la fuerza del destino.

Publicado en Diario HOY el 27/11/2011

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