Las
personas que aceptamos que la evolución personal es algo tan natural
como la vida y la muerte, no solemos obcecarnos en insistir sobre lo que
consideramos una verdad como un templo, ya que los años nos han
adoctrinado para mostrarnos cautos con las ideas, pues éstas pueden
cambiar con el paso natural de los años.
Sin embargo, pocas afirmaciones de
mi humilde persona siguen siendo tan válidas como aquella que insiste en
que la música sí que es magia, y no lo que hace nuestro amigo Harry Potter
meneando su varita al abrigo de juramentos impronunciables. Otra de las
afirmaciones que no creo que cambien sin duda, sería la de reconocer
que el humor es el único oxígeno respirable, y que
aquellos que hacen buen uso de él se muestran como personas mucho más
inteligentes y felices que la mayoría de mortales.
También,
cómo no, la música y el humor han de viajar de la mano para procurarnos
impagables momentos de buen humor aliñados con excelente música, y no
me refiero solo a aquellas extraordinarias bandas sonoras de la historia
del cine que acompañaban las peripecias de Los Hermanos Marx, o las desternillantes canciones de los Monthy Phyton.
Seguro que a muchos clientes de esta carnicería se le arriban a la
sesera canciones como la de “El valiente Sir Robin” en Los Caballeros de
la mesa cuadrada o la archiconocida “Always Look on the Bright Side of
Life” de La Vida de Brian.
La famosa canción del verano, al menos en nuestro país, siempre ha gozado de altas dosis de sentido del humor, y para la historia quedan temas como las famosas “Gordas” de Gurruchaga y La Orquesta Mondragón que “ellos” tanto preferían, o aquella toalla de Puturrú de Fua
que nunca podías olvidar cuando fueras a la playa. Siempre han existido
en este país artistas que se han dedicado al humor ayudados con la
música, desde el “Gigi el amoroso” de Andrés Pajares y “La Ramona” de Fernando Esteso, a las desternillantes canciones de La Trinca o Académica Palanca.
En los últimos años parece que prodigan bandas empeñadas en que música y humor se muestren paradójicamente bastante más serios de lo que parece. Archiconocido es el caso de nuestros amigos Los Ganglios, omnipresentes en nuestra Carnicería Sanzot, o los geniales cómicos de espíritu chanante Carlos Areces y Anibal Gómez, que con su grupo Ojete Calor han creado un estilo que ellos definen como SubnoPop.
En grupos como los mencionados
encontramos letras ácidas, irónicas, a veces tronchantes, pero siempre
hay un espacio dedicado al surrealismo, a una buena melodía, a un video
musical de calidad relevante o una ejecución musical que cuanto menos no
desentona. El verano es un buen momento para refrescarse con algunas de
estas propuestas y adentrarnos en una diversión sana, divertida,
alejada del chiste fácil y que además nos haga reflexionar. No se me
ocurre mejor idea para combatir los calurosos rigores del verano.